martes, 5 de abril de 2011

Taquicardigans Explosion:

True Love, in the making.

True Love (Ion de Sosa, 2010), es un pedazo de vida, descrito desde las entrañas de su creador, quien rodó en 16mm durante más de tres años su realidad y sus costumbres para contar una historia de amor, que suda en cada margen, sobre todo, amor por el cine (aunque su intención no sea hablarnos de ello).

Me resulta imposible, además de innecesario, escribir sobre el primer largometraje de Ion sin hacerlo subjetivamente. Yo estaba con él en su casa de Gaudystrasse cuando recibió su primera cámara de 16mm comprada con su sueldo de camarero del Due Forni, una pizzería italiana del barrio de Mitte en Berlín. Para entonces, ya había rodado el impresionante Berlín 19º, Botones Indefinido y Amor y Pizza, documentos que pasean, con unas ya muy acertadas formas, por dos de las obsesiones de fondo del director, el amor y el trabajo. O lo que es lo mismo, su vida. O lo que es lo mismo, la autobiografía de un "romántico y loser " (así se definía él).

Hasta entonces Ion, había rodado en Super8 y vídeo sus trabajos, pero el día en que llegó por E.Bay esa cámara, (que luego estalló en un Starbucks) se convirtió en un guerrero absoluto, luchando por y como los buenos, en las infinitas batallas que se daban. Rodaba, revelaba, servía pizzas durante muchas horas para poder pagar el negativo, montaba, y mientras, se adaptaba a una ciudad que a veces era fría y hostil, y otras florecía, aprendía dos idiomas, desarrollaba una úlcera y vivía una historia de amor con su chica (yo), que en realidad, ya hacía aguas. El guión lo escribió la vida, supongo, pero Ion lo convirtió en brillante con sus ojos de cinematógrafo, su genial intuición y sobretodo, dejándose la piel y abriendo el objetivo a su alma.

Recuerdo, que en el bendito verano del amor, abríamos cada día al despertar, una página al azar de las Notas sobre el Cinematógrafo de Bresson, o del Libro del Samurai (Hagakure), y en base a lo que nos salía lidiábamos con el nuevo día. Creo que True Love es la prueba irrefutable de que Ion interiorizó esos preceptos. (Ejemplos:
Ninguno de sus Samurais murió en el campo de batalla dando la espalda al enemigo. Todos yacían con la cara vuelta hacia las filas adversarias. - HAGAKURE -Escarba en el mismo lugar. No te escurras fuera. Doble, triple fondo de las cosas. -Robert Bresson, Notas del Cinematógrafo- ) deviniendo la película el resultado de una acción heroíca de entrega en todos los sentidos, cuya historia, además de la crónica de un amor y su ruptura, habla del más allá de los límites, de obsesiones, de ausencias, de reconstruír un mundo entero reducido a los márgenes de destrucción a que alcanzan los ojos, de cicatrices (en el cuerpo, en las paredes, en el alma) de cine, de zombies y de fantasmas. Y recurriendo a un único misterio; el de las personas y los objetos, consigue cinematografiar con una honestidad desgarradora sus sentimientos, sin que apenas pase nada.

Marta Bassols.

Aproximaciones a Todas la mañanas, de Rafa Ayuso.

Hemos quedado esta noche, a eso de las siete
Yo me encargo de la bebida y tú me darás de comer
¿Qué te parece si vemos alguna de... Marlon Brando?
Marlon Brando, Marlon Brando, Marlon Brando

Preámbulo
En 2005, Rafa Ayuso y Ion de Sosa trataron infructuosamente de secuestrar, registrar, capturar en vídeo a Higinio Orduña, alias Sam-O, electro-épico cantautor granadino. La primera maqueta musical de Sam-O era la hoja de ruta del recién creado grupo musical de ambos, Taquicardigans. Sam-O se les escapó, y cada uno se marchó lejos a registrar, capturar, filmar, devorar y deglutir otros espacios y cuerpos.
Se podría entender Todas las mañanas como el reverso videográfico de True Love. Ambas son "crónicas de una ruptura amorosa", "diarios personales filmados", o hasta "registros sentimentales". No creo que ninguna de las dos películas sea exactamente eso y sólo eso. Tampoco creo que, a pesar de su parentesco temático y sus reconocidas filiaciones*,sean la misma película. Ni su itinerario es el mismo, ni su arquitectura formal es deudora de la del otro. No, Todas las mañanas no es el primo pobre, grabado en harapiento Video8 (pensad en el Hi8 y remontaos unos años atrás) del largometraje berlinés.

1
Todas las mañanas podría contemplarse como un documento sobre las condiciones de vida de unos, digamos, "modernos pobres", sin objetivos, expectativas o proyectos de vida, dedicados a languidecer en trabajos basura, a desayunar tarde y a esconder la cabeza bajo la almohada mientras, en el televisor, Zapatero y Rajoy intercambian recetas milagrosas para nuestros protagonistas: los jóvenes españoles de entonces (2008). Los jóvenes españoles de aquel lejano entonces que, quizá, no seamos ya los mismos, tres simples años más tarde. Quizá hayamos cambiado, o ya no estemos aquí. Todas las mañanas es el relato de una emigración forzada, pero no en el sentido habitual de los documentales contemporáneos. Sino en sentido inverso. De Europa a (Norte)América. Sorprende atisbar, entre la cotidianeidad diaria de los personajes de la película -españoles sin recursos en tránsito hacia la ilusión del Verdadero Primer Mundo-, la promesa de la crisis económica que estaba, literalmente, al caer.
Sí, Todas las mañanas podría ser una radiografía del endeble y flotante sustrato laboral que prefiguraba la realidad de hoy día.

2
Todas las mañanas podría entenderse como un exorcismo cinematográfico. Pero también como un acto de reanimación, de resurrección fallida. El realizador convoca todas las imágenes del deseo amado y las ordena como un drama amoroso irresoluble, para intentar recuperarlo. Cuando la película comience, sólo quedarán imágenes en la superficie del monitor y sombras fantasmales que nos hablan de otras imágenes tras las imágenes. Ayuso estructura una ficción en la que el demiurgo acabará siendo culpable de todo. Autor, narrador y personaje: todos culpables. Si todo sale bien el objeto amado volverá a la vida. Pero antes hay que morir en el intento. La maniobra de inmolación que Rafa Ayuso organiza para sí mismo no deja mucho resquicio para que la compasión aflore -en otros personajes redentores o en nosotros, los espectadores-. Como buen conocedor de la obra de Kazuo Hara, Ayuso sabe que el martirio es la forma más refinada de narcisismo.

3
Todas la mañanas podría ser un film fantástico o una epopeya mitológica. El protagonista tendrá que superar mil pruebas para llegar al destino final, para recuperar aquello que ha perdido. Tendrá que salir de su cuerpo para alcanzar el Olimpo: que no es más que un espacio cerrado en el que preservar su felicidad. Esa felicidad que sólo será posible en la inmovilidad más absoluta. El protagonista llegará (o no) a la Tierra Prometida, pero si mira a los lados se dará cuenta de que todo a su alrededor está muerto.

* Anoto dos colisiones seminales: Aloha ojalá, de Ramón de la Rúa y Extreme Private Eros, de Kazuo Hara.

Luis L. Carrasco.


Final (con Marlon Brando)

Ion de Sosa y Rafa Ayuso grabaron un tributo para Sam-O, una danza ritual, una coreografía en espejo. Eso nos puede llevar a pensar que sus trayectorias son reversibles, que al otro lado del uno se encuentra el otro. Yo prefiero verles entrando y saliendo juntos de algún otro lado, un espacio fuera de campo que nunca veremos, y en el que ambos entran y salen, por turnos, juntos, de la mano. También les veo pasándoselo muy bien.



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